Es el servicio más antiguo que brinda la entidad; el que ha acompañado el desarrollo de la producción de la cuenca lechera más importante del país.
En el año 1949, la Comisión Directiva de la Sociedad Rural inició ante la Dirección de Lechería del Ministerio de Agricultura de la Nación las gestiones correspondientes a fin de implementar en la región un control oficial de la producción lechera. Una necesidad que comenzaba a hacerse sentir debido a la creciente importancia y al reconocimiento que la zona adquiría día a día por su actividad tambera.
El 31 de mayo de 1950, la Dirección de Lechería se expidió favorablemente y desde entonces quedó habilitado en la SRR el Servicio de Contralor de Productividad de las Vacas Lecheras. Para dar cumplimiento al mismo, se confeccionaron planillas adecuadas y se designaron a los empleados que tendrían a su cargo las diferentes tareas.
En el inicio, sumaron 15 los tambos controlados, y llegaron a 20 en el período siguiente. Para 1951, la cantidad de vacas en control superaba las 700 cabezas, y ya se incorporaba más personal a cargo para dar respuesta adecuada a las demandas del servicio.
En la década del 70, las publicaciones periodísticas reproducían un boletín confeccionado por la SRR, donde se mencionaban las ventajas del servicio de control lechero, de esta manera:
Todas las vacas dan leche… pero ¿cuánto mayor beneficio económico se logra con una buena productora? Esa pregunta se la formulan a diario todos los tamberos y sin hacer tantos cálculos se advierte lo mucho que deja de percibir quien no dispone de buenas vacas. La vaca lechera debe ser eficiente transformadora de alimentos en leche y esa capacidad de producir se mide con el control lechero.
¿Qué es el control lechero? Se refiere a la cantidad en kilos de leche y kilos de grasa butirométrica producida por vaca en su lactancia, normalmente una vaca lacta por períodos de 275 a 365 días continuados.



¿Cómo se efectúa? Mensualmente un inspector del Centro de Control se traslada al tambo y efectúa la pesada de leche y análisis de materia grasa que produce cada una de las vacas en 24 horas; esa producción multiplicada por los días del mes da la cifra total mensual de cada vaca; esa misma operación se repite todos los meses y con ello se obtiene la producción anual.



¿Quiénes lo realizan? En el país existen más de 30 Centros de Control, con la fiscalización del Ministerio de agricultura y Ganadería de la Nación. La Sociedad Rural de Rafaela tiene a su cargo uno de los referidos centros desde 1950 y para tal fin dispone de cuatro inspectores que a diario realizan el trabajo mencionado en 50 tambos de la zona.



¿Cuál es el beneficio? El productor dispone de una información completa con las planillas de control mensual y a fin de año en un solo certificado de conjunto de producción total de sus vacas, con los días de lactancia, promedio diario de producción y demás datos que le permiten evaluar su plantel lechero, eliminar las vacas “malas” y adoptar distintas prácticas de mejoramiento. Además del beneficio que logra cada tambero, también existe el mencionado de carácter general que permiten estos datos. Cuando por el uso de las modernas prácticas de inseminación artificial se obtienen muchas crías de un mismo toro, el control lechero aporta datos fieles para computar pruebas de progenie y detectar los reproductores “mejorados” para su uso masivo. Hasta que no se popularice el Control Lechero, la inseminación artificial no adquirirá la verdadera dimensión que deberá desempeñar al igual que en los países más avanzados del mundo.



¿Cuesta mucho? Realmente su costo, comparado con los beneficios que otorga es muy pequeño. Actualmente se cobran 110 pesos mensuales por tambo en control, más los gastos de traslado y estadía del inspector; también exige una pequeña inversión inicial en elementos de análisis de leche.
La Sociedad Rural de Rafaela le brinda el Control Lechero en forma eficiente y económica, su costo se ajusta estrictamente a la autofinanciación de este servicio.”



En 1972, eran 48 los tambos controlados; y actualmente son 158, con más de 35.000 vacas en control oficial. A nivel nacional, el servicio ocupa el 2º puesto en cuanto a cantidad de animales en seguimiento.
Hoy, las muestras recolectadas en los tambos son enviadas a LARSA (Laboratorio Regional de Servicios Analíticos), el ente más importante de Sudamérica, que es propiedad de ALECOL (Asociación del Litoral de Entidades de Control Lechero). Allí se efectúan recuentos de células somáticas y análisis de grasa, proteínas, sólidos no grasos, sólidos totales, lactosa, crioscopía, bacterias e inhibidores. Es el único centro de este tipo que cuenta con la certificación de las normas ISO 17025.
«La SRR tiene el número 9 entre las casi 100 que existen como Entidades de Control Lechero Oficial, calificación que certifica una absoluta garantía de fidelidad en cuanto a los datos originados por el sistema.
Además, fue también de las primeras en generar un sistema informático propio referido al Control Lechero.
Los directivos debieron luchar mucho contra la centralización de esta actividad» (Palabras de Miguel N. Boggero, ex-presidente de la SRR).

En la rica historia del Control Lechero de la SRR, vale destacar un hecho sumamente importante para la ganadería del país: la apertura del Registro del ganado Holando Argentino, el sistema que permitió el ingreso de los animales puros por cruza al Registro de Pedigree.
El diseño del organigrama correspondiente fue elaborado y desarrollado por el Departamento de Control Lechero de la Rural rafaelina y luego adoptado por todo el país. Esto ocurrió en 1975, durante la gestión de Guido Di Tella al frente de la presidencia de A.C.H.A.
Este logro constituyó una muestra más de la capacidad y visión de los dirigentes de esta entidad, que fueron piezas fundamentales en el crecimiento y desarrollo de la raza Holando en nuestro país.
Un puñado de hombres memorables, todos ellos directivos de la SRR, se destacaron como excelentes criadores y grandes entusiastas: Adhemar Mascotti, Oscar Felissia, Alberto Mascotti, Juan Carlos Armando y Miguel Boggero, entre otros cercanos colaboradores e impulsores.
Muestra de esa pasión fue la puntillosa búsqueda que realizaron con motivo de organizarse en Rafaela la “Venta de Estrellas”, en el marco de la 1º Semana del Holando en 1978. Ellos mismos recorrieron cada cabaña del país en busca de los mejores ejemplares, seleccionándolos en cada caso tanto por sus antecedentes como por su calidad de tipo.


• En Qué Consiste El RC
Es el método mediante el cual se inscribe a todas las hembras no pedigree que participan en el Control Lechero Oficial, otorgándoseles un número único, correlativo e irrepetible. Esto lo convierte en el único sistema de trazabilidad probado y funcionando en Argentina, con reconocimiento internacional.
Propende el mejoramiento de la raza, con los siguientes beneficios:
• Mayor pureza (individual y del rodeo)
• Mejoramiento productivo (individual y de rodeo)
• Mejoramiento genético
• Posibilidad de cuantificar la raza
• Establecimiento de una identi-dad productiva nacional
• Otorgamiento de valor agregado a la hacienda


• Posibilidades de Registración
El Registro de Crías tiene tres líneas bien diferenciadas para avanzar en sus distintas etapas, pudiendo a su vez pasar de una a otra: la de genealogía CI, la de genealogía con control de producción CL y la de genealogía con control de producción y calificación por tipo CLT. Siempre los datos de una hembra sirven para categorizar a su cría. El punto de partida es una hembra visualmente Holando sin antecedentes conocidos ni datos registrados, y que ingresa por primera vez al sistema. Para cualquiera de las tres líneas se la debe servir con un toro de pedigree, con lo que automáticamente su cría resultará en una CI1; si además a esa misma hembra se le realiza control de producción, su cría será una CL1 y si además se la califica, la cría resultará CLT1. Así se hará sucesivamente con las resultantes crías, hasta llegar a la categoría definitiva que es a partir de la cuarta generación (CID, CLD y RCD). Al RCD accede directamente la que siguió la línea entera de calificación, pero también la que tiene 4 generaciones de control lechero y la última fue calificada.
La Asociación de Criadores de Holando Argentino por intermedio de este Registro le proporciona al productor agropecuario las siguientes ventajas:
• Le permite saber cómo está compuesto su rodeo.
• Organizar, en lo relativo a sus vacas, su tambo.
• Le facilita efectuar control y compara la producción de leche.
• Valoriza su trabajo y su plantel.
• Posibilita vender vaquillonas criadas al exterior.
• Lo ayuda a que con su trabajo eficaz, sus vacas lleguen al pedigree.
Nuestra Institución brinda sus servicios en este sentido, gustosa de poder prestar ayuda al productor y por ello, en el curso del ejercicio han solicitado clasificación de sus planteles un importante número de propietarios.
(Memorias institucionales de 1980)

Al hablar sobre la importancia de Rafaela y la zona en el desarrollo de la raza Holando Argentino, resulta inevitable mencionar a la familia Armando: los hermanos José, de Cabaña “El Rafaelino”, Alfredo, de Cabaña “El Nico”, y Ricardo. Todos ellos activos colaboradores de la SRR y miembros de Comisiones Directivas en diferentes períodos.
Don Ricardo se ha destacado particularmente por su capacidad como criador de excelentes animales productores, ganadores en todas las exposiciones en las que eran presentados. Muchos de sus toros eran buscados como inmejorables “padres de cabaña”, doble mérito si consideramos que en aquellas épocas no existía la inseminación artificial y la incorporación de nuevos reproductores sólo podía ser afrontada por criadores con elevado poder adquisitivo, a través de la importación de ejemplares en pié. Como éste no era el caso de Don Ricardo, él debió crear su propia genética.
Por otra parte, Rafaela fue también pionera en cuanto a la realización de remates de vaquillonas, con jurados de admisión y clasificación, y una reglamentación que separaba a los animales marca líquida de los de acopio, lo mismo a los inscriptos de los que no lo eran.
Con el auge de esos remates en toda la zona, la Sociedad Rural se convirtió en proveedora de jurados, reglamentos y asesoramiento al respecto.
Desde 1972, entró en vigencia el Registro H.A.R., que exigía la inspección fenotípica de los animales inscriptos en el R.O.C. y que permitía entre otras cosas la exportación de vaquillonas a países vecinos, en especial a Chile. A través de la gente de la Sociedad Rural se creó un cuerpo de inspectores que recorrían los establecimientos verificando la calidad de esos animales.
En cuanto a jurados de la Raza Holando, es inevitable mencionar a Juan Carlos Armando y Alberto Mascotti, (ex presidentes de nuestra entidad) quienes lograron un nivel excepcional, habiéndose destacado tanto en el exterior como jurando en Palermo, en épocas en las que concurrían más de 450 animales.
En los años 1982, 1983 y 1984, tuve el honor de oficiar como Jurado de Admisión en Palermo. Y en la actualidad, Juan José Felissia se destaca indiscutidamente en esta difícil labor, como uno de los técnicos que más sabe de Holstein en el país.
De los mencionados, Mascotti y Felissia incluso han sido calificadores del Registro Selectivo de ACHA, con la gran responsabilidad que implica esa tarea.
Actualmente, dos personas íntimamente ligadas a la Entidad ocupan cargos en el Comité Ejecutivo de ACHA: Oscar Lungo y Gustavo Armando

(extracción del libro «Centenario de la SRR» – Año 2006)

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